Buenos días,
Por medio del evangelio de hoy, aprendemos que por su infinita bondad, nuestro Padre celestial ha abierto las puertas de su reino, para que todos los pueblos puedan disfrutar del gran banquete que ha preparado con su divina generosidad.
Con la alegría de ser invitados del Señor a su banquete eucarístico, nos ponemos de pie para iniciar esta celebración con el canto de entrada.
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