Buenos días,
Este domingo la Sagrada Escritura nos alecciona sobre cómo Jesús expulsaba a los espíritus inmundos, liberando a los atormentados, rebelando su autoridad divina y su poder para derrotar a las fuerzas del mal.
Confiándonos a la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, para que libere nuestras almas de la atadura del pecado, nos ponemos de pie e iniciamos la Santa Misa entonando juntos el canto de entrada.
Si Jesús necesitó de Judas para llegar al trono, ¿cuánto más necesitas tú de ese hermano con el cuál estas enojado para llegar al cielo?...
ResponderEliminar“Todos tenemos que pedir perdón, absolutamente todos, eso nos humaniza”, afirmó el Sumo Pontífice y añadió: “Sin esa actitud de pedir perdón perdemos la conciencia de que nos equivocamos y de que cada día estamos invitados a volver a empezar”.
ResponderEliminarPERDONA... Porque DIOS ya te perdonó a ti
ResponderEliminarNadie en éste mundo es perfecto. Si vas a EVITAR a la gente a causa de sus ERRORES al final te vas a quedar SÓLO en éste mundo. Así que juzga menos y AMA más...
ResponderEliminarEl alma se LIMPIA con el PERDÓN, se hidrata con la oración, se nutre con la palabra, se protege con la fe y se tonifica con el amor de Dios
ResponderEliminar-Pensemos en los beneficios de perdonar. Dejar de sentirnos enojados o de guardar rencor nos ayudará a estar más calmados, mejorará nuestra salud y nos permitirá ser más felices (Proverbios 14:30; Mateo 5:9). Y, lo que es más importante, perdonar a los demás es imprescindible para que Dios perdone nuestros pecados (Mateo 6:14, 15).
ResponderEliminar-Seamos comprensivos. Todos somos imperfectos (Santiago 3:2). Puesto que deseamos que los demás perdonen nuestros errores, nosotros también debemos perdonar los suyos (Mateo 7:12).
-Seamos razonables. Si el error es de poca importancia, tenemos que poner en práctica el siguiente consejo de la Biblia: “Continúen soportándose unos a otros” (Colosenses 3:13).
-Actuemos de inmediato. Esforcémonos por perdonar enseguida en vez de dejar que se intensifique la ira (Efesios 4:26, 27).
-Piense en las consecuencias de NO perdonar. Algunos expertos opinan que quien guarda rencor corre un riesgo mayor de sufrir problemas físicos y emocionales, como la depresión o la hipertensión. No en balde dice la Biblia: “Háganse bondadosos unos con otros, tiernamente compasivos, y perdónense liberalmente unos a otros” (Efesios 4:32).
-Sea razonable. La próxima vez que se sienta ofendido por algo que el otro dijo o hizo, pregúntese: “¿Realmente es tan grave lo que pasó? ¿Es necesario exigir una disculpa, o se puede pasar por alto?”. (Principio bíblico: 1 Pedro 4:8.)