jueves, 6 de julio de 2017

Un rostro con las características de Jesús aparece reflejado en custodia durante Hora Santa

La figura de un rostro masculino con los rasgos característicos con los que es representado nuestro Señor Jesucristo, apareció reflejada sobre la custodia que contenía el Cuerpo Sacramentado de Jesús (hostia consagrada) en una fotografía tomada durante una Hora Santa, en San Nicolás de los Garza, Nuevo León en México (en la Parroquia de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos).


Aclaración: Al publicar esta imagen no pretendemos de ningún modo asegurar que se trate de manera irrefutable de un fenómeno sobrenatural de carácter divino, pues ante todo, como cristianos católicos que pretendemos vivir de manera consecuente nuestra fe, sabemos que es únicamente el Magisterio de la Iglesia, después de una larga, muy estricta, minuciosa y seria investigación, quien tiene la atribución para definir cuándo existe realmente un fenómeno de carácter milagroso. 

Compartimos la foto porque es cuando menos de llamar la atención que justamente durante una Hora Santa, en que los Cristianos estamos en adoración a nuestro Señor Jesús en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, la combinación de los reflejos de la luz muestren en una fotografia un rostro definido con facciones parecidas a las que sabemos que tiene Jesús. 

Con esta imagen tampoco pretendemos fomentar esa clase de fe tergiversada e infantilizada en la que la gente busca imáganes con forma de Cristo o de la Virgen en comales, en planchas, manchas de humedad de las paredes o en cualquier otro objeto.

Sabemos que si bien existe la posibilidad de que se den esta clase de señales como la que se ve en la fotografia (y repetimos, con mayor razón tomando en cuenta el contexto en que fue tomada, en una Hora de Adoración Eucarística, y donde el reflejo aparece justo al lado de la Eucaristía) debemos tener claro que independientemente de la aparición o no de estas señales, nuestro Señor Jesús, con toda seguridad y certeza, está siempre presente en la Eucaristía con toda la plenitud de su presencia real y sustancial en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en todos los Sagrarios del mundo, durante la celebración de la Santa Misa después de que el sacerdote consagra el pan y el vino y en el Santísimo (en la hostia consagrada) expuesto durante las Horas Santas. 

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