Hoy la Iglesia se llena de júbilo para celebrar una de las Fiestas más importantes para el Pueblo Cristiano, la Asunción en Cuerpo y Alma de nuestra Santísima Madre, la Virgen María, que como Arca de la Nueva Alianza, ha sido llevada a reposar en la gloria del cielo junto al Señor, quien en su dignidad de Verdadero Dios, no consintió que aquel cuerpo purísimo que le sirvió de Tabernáculo viviente, quedará sujeto a la corrupción.
Con el anhelo en nuestro corazón de compartir un día la gloria del cielo junto a María y todos los santos, para adorar juntos eternamente a Dios, nos ponemos de pie para iniciar esta Fiesta Eucarística con el canto de entrada.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
ResponderEliminarR/.
Aleluya, aleluya.
María fue llevada al cielo y todos los ángeles se alegran.
R/.
EVANGELIO
Ha hecho en mí cosas el que todo lo puede. Exaltó a los humildes.
Del santo Evangelio según san Lucas:
1, 39-56
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del
Señor”. Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen. Él hace sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia para siempre”. María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.