[Esta es una respuesta emitida en un grupo de debates, que publicamos aquí a sugerencia de algunos hermanos que nos indicaron que hay datos útiles en esta breve respuesta que pueden servir a quienes estén investigando este tema. En el debate se discutía con un hermano de la Iglesia ortodoxa si en los primeros siglos del cristianismo las Iglesias de oriente ya reconocían el primado del obispo de la Iglesia de Roma en la Iglesia Universal en función de que la silla del obispo romano era reconocida como la Cátedra de San Pedro]
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En el Concilio de Calcedonia [del año 451] presidido por el Obispo de Constantinopla, ni siquiera estuvo presente el Papa León, sin embargo, luego de que se leyó la carta que éste envió al Concilio, en la que condenaba el monofisismo, los obispos (de mayoría oriental, por cierto) se pusieron de pie y exclamaron «Pedro ha hablado por boca de León». ¿No es suficientemente clara la expresión como para demostrar que en el propio oriente era percibido el Obispo de Roma como el Sucesor de Pedro, y éste como el poseedor de la Cátedra principal de la Iglesia?
Se podría decir «bueno, se trataba nada menos que de León, ampliamente reconocido por toda la Iglesia», ¿pero por qué su instrucción doctrinal se relaciona inmediatamente con Pedro si no es precisamente porque reconocían la primacía de Pedro y la relación de éste con la silla episcopal que ocupaba León, o sea, la de Roma?
¿Se puede percibir acaso que esta exclamación, este reconocimiento de la primacía de Pedro y sus sucesores en el episcopado romano fue producto de la «imposición» de la Iglesia de Roma debido a sus desenfrenadas ansias de poder como reza el muy cansino y trillado prejuicio protestante en occidente?
El propio obispo Anatolio que presidió el mencionado Concilio, escribe una carta al Papa León para explicarle la situación de la aprobación del canon 28 que le daría al obispo de Constantinopla el segundo lugar de autoridad en la Iglesia, y en ella deja el asunto de la confirmación de las actas del concilio en manos de León, a quien dice: «Aun así la completa fuerza de confirmación de las actas estaba reservada para la autoridad de Su Beatitud.»
Tomemos en cuenta que quien le escribe esto al Papa es nada menos que el Arzobispo asentado en la nueva capital del imperio, y quien estaba completamente respaldado por el emperador, ¿tenía acaso más fuerza la Iglesia de Roma que el mismísimo emperador, que aquella logró «imponer» su primacía de tal modo que el propio Anatolio se sometiera a su autoridad, o sería más bien que en realidad en oriente sí reconocían la primacía de autoridad de la Iglesia de Roma en función de su relación con Pedro?
Algunos Padres orientales nos pueden dar una pista al respecto:
«Pedro, situado por encima de los Apóstoles.» San Pedro de Alejandría. (306-311)
«Pedro, el príncipe de los Apóstoles.» San Antonio de Egipto.
«Moisés fue sucedido por Pedro, a quien se le entregó en sus manos la nueva Iglesia de Cristo, y el verdadero sacerdocio.» San Macario de Egipto
¿O qué tal el famoso San Atanasio?
«Roma es conocida como el trono Apostólico.» San Atanasio.
Parece claro que hay una fuerte contradicción entre la opinión de muchos de los Padres de Oriente con la tardía reinterpretación ortodoxa, según la cual el Señor se habría referido en Mateo 16, 18 a la confesión de Pedro y no a Pedro mismo.
Alfredo Rodríguez
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