San Juan Crisóstomo fue un sacerdote de la Iglesia primitiva, nació en Antioquía el año 347 y murió en el 407. Fue obispo de la ciudad de Constantinopla entre el 398 y el 404. Es uno de los más grandes y eminentes teólogos de la Iglesia, es admirado y venerado tanto en la Iglesia de Occidente como en la Iglesia de Oriente. Lo de "Crisóstomo" no es su nombre, sino un título que se ganó por sus enormes dotes de predicador del evangelio. Este título viene del griego chrysóstomos que significa "boca de oro", chrysós = oro y stoma = boca.
Como se puede observar en esta cita y en la de muchos Padres más, la Iglesia primitiva siempre creyó, afirmó y enseñó la presencia real de nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía como lo sigue creyendo, afirmando y enseñando hasta el día de hoy la Iglesia católica. La idea protestante de que solo es un "símbolo" fue una novedad que nació hasta el siglo XVI, y en la que ni siquiera todos los líderes protestantes estuvieron de acuerdo.
Nunca dudemos de que a quien vemos y recibimos en el Santo Sacramento del Altar es verdaderamente el Cuerpo de nuestro Señor Jesús, el mismo Cuerpo que estuvo clavado sobre la cruz para darnos vida eterna.
"¡Cuantos dicen ahora de Cristo: Quisiera ver su forma, su figura, sus vestidos, su calzado! Pues helo ahí, a él ves, a él tocas, a él comes. Tú te contentas con ver sus vestiduras, mas él te concede no solo verle, sino comerle, tocarle, recibirle dentro de ti."
Como se puede observar en esta cita y en la de muchos Padres más, la Iglesia primitiva siempre creyó, afirmó y enseñó la presencia real de nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía como lo sigue creyendo, afirmando y enseñando hasta el día de hoy la Iglesia católica. La idea protestante de que solo es un "símbolo" fue una novedad que nació hasta el siglo XVI, y en la que ni siquiera todos los líderes protestantes estuvieron de acuerdo.
Nunca dudemos de que a quien vemos y recibimos en el Santo Sacramento del Altar es verdaderamente el Cuerpo de nuestro Señor Jesús, el mismo Cuerpo que estuvo clavado sobre la cruz para darnos vida eterna.
"¡Cuantos dicen ahora de Cristo: Quisiera ver su forma, su figura, sus vestidos, su calzado! Pues helo ahí, a él ves, a él tocas, a él comes. Tú te contentas con ver sus vestiduras, mas él te concede no solo verle, sino comerle, tocarle, recibirle dentro de ti."
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